A veces, pienso en eso.
Cuando el olor a tierra mojada me invade,
cuando las ventanas quejumbrosa se llenan de soslayo.
Veo la ropa húmeda, desnutriéndose de a poco
en el alambre del tendedero.
Me habla el frío de los autos que pasan a mis espaldas,
esos que no escucho nunca, a menos que sea demasiado tarde.
Pero, de todo, lo que más me duele es la intransigencia
de todas sus palabras.
Avances en «No hay mal que por bien no venga»
Hace 5 horas

5 Kwetta:
Lo de la ropa era una buena imagen.
El final me recuerda mucho a Roque. Demasiado. A lo mejor no debería estar tan sorprendido... he leído tu otros poemas (en alguna parte de mi anatomía, te envidio)
No le hagás caso a Cesar, siempre todo tiene que ver con Roque. Todo lo que lee le recuerda a Roque.
xD
el #15 es una tranvia de nostalgia vagon sin estacion....
me gusta mucho
Publicar un comentario